En 1962, varios miembros de nuestra familia fuimos testigos del "milagruco", ocurrido en Garabandal (San Miguel Arcángel dio la Sagrada Comunión a Conchita González). Ahora, cincuenta años después, esperamos que terminen de cumplirse las profecías de la Virgen. En este blog nos proponemos recoger -en castellano, inglés, francés, portugués, italiano...- algunos mensajes del Cielo a hombres y mujeres de Dios, en nuestros tiempos. Son continuación de lo que la Virgen anunció en Garabandal, entre 1961 y 1965. Si se leen despacio, son fuente de oración, y de amor a Dios y a nuestros hermanos de todo el mundo. Conviene advertir que, mientras caminamos en esta vida, vamos hacia la luz de la verdad a través de sombras e imágenes veladas. Por eso, no podemos alcanzar aún un discernimiento pleno de estos mensajes. Durante el "Aviso" el Señor disipará nuestras dudas e incertidumbres. Para comprender mejor el contenido del blog, se puede leer la página sobre GARABANDAL.

domingo, 13 de mayo de 2012

Garabandal 2012 (13 may 2012)

   Hoy, 95° aniversario de la primera Aparición de la Virgen en Fátima (Portugal), invitamos a nuestros lectores a reflexionar sobre el significado del mensaje de Fátima para toda la humanidad y para cada uno de nosotros. Hay una relación providencial de Fátima con dos de los últimos papas.
   Pablo VI recibió la consagración episcopal (siendo Eugenio Pacelli), de manos del Papa Benedicto XV, el 13 de mayo de 1917. Los días 30 y 31 de octubre de 1950 (antevíspera y víspera de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen) presenció de modo personal el milagro del sol, que tuvo lugar el 13 de octubre de 1917 (el sol girando sobre sí mismo, como María Divine Mercy ha anunciado que ocurrirá antes de que aparezca la señal del Hijo de Dios, pocos días antes del Aviso). Además, fue el primer papa que se postró ante la imagen de la Virgen de Fátima de la Capelhina, en el 50° aniversario de las apariciones (17 de mayo de 1967).
   Por otra parte nos es muy conocida a todos la relación del Beato Juan Pablo II con Fátima (particularmente a partir del atentado contra su vida, sufrido el 13 de mayo de 1981).
   A raíz de una reciente entrevista al Arzobispo Loris Capovilla (actualmente de 96 años de edad, y uno de los conoce bien el "tercer secreto" de Fátima"), actualmente continúa viva la polémica sobre lo que exactamente nos quiso decir la Virgen en Fátima. ¿Ha sido revelado completo el secreto, o sólo una parte? ¿Hay razones por las que la Santa Sede preferiría mantener oculto ese texto?
   César Uribarri nos ofrece una visión serena y profunda sobre el tema (ver artículo, a continuación; también se pueden leer otros artículos del mismo autor, escritos en mayo de 2011, por ejemplo: "Sor Lucía, el padre Fuentes y la que se armó" ). Además, para los lectores que comprenden el inglés, se puede leer un estudio serio sobre este tema: More on the "Fourth" Secret of Fatima (en Unveiling the Apocalypse). Cfr. también: Vittorio Messori, Hipótesis sobre Maria, ed. Libros Libres, Madrid 2007, pp. 163-169.

Oh, Fátima, y aún se escandalizan de ti
por César Urribarri, en Religión en Libertad, 10 may 2012.

   Fue en una conversación sin trascendencia, animada por una buena mesa en un día de fiesta. Apenas se discutía, más bien se dejaban caer sentires y pareceres, sin más. Pero uno de ellos me llamó la atención. Principalmente por quién decía lo que decía. Era una frase fácil, no sé hasta que punto reflexionada o más bien resumen de ideas escuchadas en otros foros, como extracto de una exposición más desarrollada pero que se traía a una mesa con la simplificación lógica de una conversación informal. Pero quien lo dijo había entregado su vida a Dios y justo por eso me llamó la atención. “Esta crisis va hacer que la gente se replantee las cosas, que vean que nos hemos equivocado de camino. Por ello en unos años la gente elegirá trabajos sociales, labores humanitarias, porque se habrán dado cuenta de lo equivocados que estábamos.”

   Aparentemente era un juicio benevolente, incluso animante para tiempos de desazón. No obstante estando cargado de buenismo, de ingenuidad por tanto, lo peor es que estaba ayuno de Dios. Y así, lo que aparecía como una frase informal, sin más recorrido que el proporcionado por los efluvios de un buen vino, me pareció que resumía una actitud preocupante en tantos hombres de mundo, y lo que es peor, en tantos hombres de Iglesia: Dios o no Dios da igual; el pecado nos abrirá los ojos. En ese apriorismo ingenuo se encerraba un contenido diabólico, reminiscencias de la primera tentación aquella, la de serpiente en el Edén, -”bien sabe Dios que el día que comiereis del fruto no moriréis, sino que se os abrirán los ojos”-. El pecado, el mal, aparecía de nuevo como fuente de sabiduría, aún indirecta. Simplemente como si evidenciando los frutos del mismo mal se nos hubieran de abrir las puertas que conducirán a caminos de bondad. Aquella conversación de sobremesa había reeditado esa tentación primera: el pecado nos abrirá los ojos. Porque venía a decir de nuevo que el pecado (la crisis actual como consecuencia de una fortísima crisis moral previa, y por tanto una crisis económica consecuencia de tantos pecados pasados y presentes, personales y estructurales) sería por sí misma fuente de salud. Como si independientemente del vivir moral del hombre, el paraíso nos estuviera esperando a la vuelta de la esquina. Es más, como si el mismo fango de crisis e inmoralidad en el que yacemos fuera el resorte que nos habrá de levantar al encuentro de la sensatez.

   Pero no era una idea aislada. Es un pensamiento que revolotea nuestra contemporaneidad impregnándolo todo. En el fondo un pensamiento mágico, por cuanto con independencia de cuanto sucede o suceda, se sigue a la espera natural del paraiso en la tierra -si bien se vista el tal paraíso de simple “progreso” o “catarsis”-. En este contexto apareció una entrevista a un “experto” en Fátima, Jaime Vilalta Berbel, realizada por Zenit, y que fue posteriormente recogida por Religión en Libertad. El resumen era claro: no es verdad que exista un secreto todavía ocultado de Fátima, todo fue ya revelado.” No es un leit motiv nuevo. Pero es preocupante. Preocupante por cuanto si todo ha sido revelado, indudablemente Fátima pertenece al pasado. Y si pertenece al pasado ya no tiene nada que decir, a salvo de la devoción personalísima. Lo que haya detrás de esta obsesión oficialista por zanjar el tema, lo desconozco. Pero se empeñan las hemerotecas en probarnos todo lo contrario. Es más, se empeña el mismo Secretario de Estado del Vaticano, Bertone, en manifestar todo lo contrario cuando confirma en su libro sobre sor Lucia que aún faltan cosas por saber tales son los secretos que puede tener el Cielo con una carmelita. Y no es banal que haya o no haya secretos ocultos, porque la pedagogía mariana conoce bien la psicología humana: el secreto reafirma el mensaje, lo destaca y le da sentido. Así es el ser humano, que a veces sólo ante la perspectiva de un futuro incierto es capaz de replantearse su presente. Y en Fátima el futuro aparece como directa consecuencia del vivir moral del hombre. Porque Fátima se posiciona frontalmente frente al buenismo, frente a esa tentación primera de un “pecado que abre los ojos”. Es ese el escándalo de Fátima que el mundo no quiere oír, que sólo en Dios está la paz de las naciones, de la Iglesia. “Si no se reza y no se deja de pecar tanto, vendrá otra guerra peor que las anteriores, y el castigo del mundo por sus pecados será la guerra, la escasez de alimentos y la persecución a la Santa Iglesia y al Santo Padre.

   Cuando desde diversas fuentes se empeñan en cerrar toda puerta al secreto no hacen sino confirmar, quizá sin pretenderlo, aquel argumento buenista, por cuanto silenciado el destino al que aboca el comportamiento inmoral del hombre, quedan desdibujadas las consecuencias del mal al relativizarse su gravedad. Si Fátima afirma que cuanto ha de suceder trae causa en el mal moral, afirmar que de Fátima ha sido dicho todo, y que ese atentado en la plaza de San Pedro fue su colofón, es lo mismo que decir que todo el mal pasado y presente ya ha sido “pagado”. Y que, por tanto, esa primera tentación no miente por cuanto se entiende posible una realidad paralela a la necesidad de Dios. Si todo ha sido pagado, sólo nos queda el paraíso en la tierra. Pero si el mal moral es evidente, es más, si vemos que va en aumento, ¿acaso el mensaje de Fátima no sigue alertando, entonces, de que cuanto ha de venir no puede ser bueno? Pero todo ello, siendo cierto y válido, ha sido puesto en sordina en la misma medida que se pretende hacer de Fátima algo cerrado. Por tanto, abrir un resquicio a la duda es, principalmente, abrir y recuperar la validez del mensaje. Porque cada día constatamos que sin Dios, sin Su Ley y Su Justicia, no sólo no habrá fuerzas para levantarse de esta postración en la que yacemos, sino lo que es todavía peor, ni siquiera habrá capacidad para descubrir que se vive en el mal y que el mal serán sus frutos.

   Si algo constataron nuestros primeros padres fue exactamente esto, que con el pecado arribaron en duro puerto. Y de golpe en la sensación de desnudez, que más allá de la vergüenza de un cuerpo desnudo, era la constatación de desamparo, de abandono, de fragilidad ante un entorno que se volvía hostil y difícil. Lo que antes había sido claro ya no se comprendía. Ni el ser del hombre, ni el ser del mundo. Todo había quedado oscurecido, ocultado al entendimiento y al alma. El pecado aparece así como la gran mentira, como la gran impostura, que no sólo abandona al hombre a sus consecuencias, sino que le impide encontrar el camino de la salud. El hombre queda desarraigado no sólo de su vocación, sino también de su entorno.

   El que falte algo por saberse, el que falte algo por desvelarse, puede de nuevo llevar al hombre a sentirse impelido a plantearse, a la vista de lo futuro, su vivir presente. Y esta pedagogía mariana no sólo es válida, es efectiva. Pero el que pueda haber de Fátima algo aún oculto, más allá de toda estrategia, es una constatación. Que no en vano seguimos esperando que alguien nos desvele que significan esos puntos suspensivos con los que sor Lucia concluyó la segunda parte del secreto. “En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe...”.

Video de la Virgen de Fátima

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