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| San Lucas (Frans Hals, 1582-1666) |
Mensaje de: Jesucristo.
Fecha: 14 oct 2012, 06:10 pm.
Título: Those who carry out cold blooded murder can be save through your prayers (A través de vuestras oraciones pueden salvarse quienes hayan perpetrado asesinatos a sangre fría).
Traducción (nuestra):
“Mi querida y amada hija, nunca creas, ni por un momento, que aquellos que cometen pecados terribles y cuyas acciones perversas causan atrocidades en el mundo no puedan salvarse.
Aquellos que cometen asesinatos a sangre fría, ejecutan a sus paisanos o matan a sus propios hijos, que todavía están en el seno materno, pueden salvarse a través de vuestras oraciones.
Muchas de esas almas no buscarán le perdón, delante de Mis Ojos, pues no ven algo malo en lo que están haciendo. Su salvación depende de vuestras plegarias.
Estas son las almas por las que más imploro.
Estas almas perdidas están tan lejos de Mí, que sólo a través del sufrimiento de almas víctimas y las oraciones de Mis discípulos pueden salvarse.
Aún aquellos que dan culto a Satanás y que saben que Yo existo, pero que siguen burlándose de Mí, también pueden salvarse de la condenación eterna.
Os urjo a llamarme a través de esta Oración de Cruzada, para buscar la redención para aquellas almas en pecado mortal que comenten asesinato.
Oración de Cruzada (80) por las almas de aquellos que cometen asesinato.
Oh querido Jesús
Pido tu misericordia para aquellos que cometen asesinato.
Urjo tu clemencia para aquellos que están en pecado mortal.
Te ofrezco mis sufrimientos y dificultades para que puedas abrir Tu Corazón y perdones sus pecados.
Te pido que cubras con Tu Preciosa Sangre a aquellos con perversas intenciones en sus almas, de modo que puedan quedar limpios de sus iniquidades.
Amen. Recordad que, a pesar de que su pecado os pueda disgustar, esas almas necesitan vuestra ayuda.
Han sido infestados por el maligno y muchos de ellos no saben la diferencia entre lo bueno y lo malo.
Esas son las almas que Me causan la mayor angustia y dolor. Mi sufrimiento se ha extendido para que cada uno de ellos pueda ser redimido.
Id, discípulos Míos, y dejad que Mi Amor y humildad inunden vuestros corazones para que, a través de vuestra generosidad de sufrimiento, ayudéis a salvar a esos perdidos pobres hijos de Dios.
Vuestro Jesús”.
Idioma: inglés.
2. Glynda Lomax (Princeton, Texas, USA)
Mensaje de: Dios.
Fecha: 16 oct 2012.
Título: Walk Free (Caminad libres).
Traducción (nuestra):
"Yo estoy y llamando a Mi pueblo para interceder por las tierras de su posesión.
Mi pueblo ha sido laxo para cuidar -del enemigo- lo que se les ha dado, y Yo deseo que defiendan lo que es suyo.
Levantaos y tomad lo que os ha quitado. Recuperad lo que estaba perdido, pues Yo os asistiré en estas batallas. Si el enemigo os ha quitado la salud, demandad que os la devuelva, defendiendo lo que Mi Palabra dice acerca de vuestra curación. Si ha tomado cautivos a vuestros hijos, demandad que los devuelva y llamadlos desde la cautividad con oraciones a Mí. Si ha capturado vuestras finanzas, mandadle que las devuelva y así será, pues no puede tomar nada bueno de Mi Pueblo, de lo que yo he decidido que tenga o reciba. Si os ha quitado la libertad y os ha atrapado en un lazo, demandad que os suelte, apelando a vuestra libertad, basada en Mi Sagrada Palabra.
He abierto puertas que ningún hombre puede cerrar. Deseo que Mi pueblo conozca la libertad y camine libre de las trampas del enemigo. Deseo que no sufra pérdidas ocasionadas por él. Deseo para vosotros vida y abundancia. Hijos míos queridos, no vidas de pecado, oscuridad y angustia. Deseo que caminéis libres de todo lo que el enemigo desea haceros.
Caminad libres, ahora.
Caminad libres, apelando a Mi Sagrada Palabra, en todas las áreas conflictivas en vuestras vidas, y mandaré que las puertas se abran ante vosotros".
Idioma: inglés.
* NUEVO CICLO DE CATEQUESIS SOBRE EL TEMA DE LA FE
Ciudad del Vaticano, 17 octubre 2012 (VIS).-Benedicto XVI ha comenzado hoy un nuevo ciclo de catequesis, que se desarrollará a lo largo del Año de la Fe; un año convocado para que la Iglesia “renueve el entusiasmo de creer en Jesucristo (...)reavive la alegría de recorrer el camino que nos ha indicado y testimonie de modo concreto la fuerza transformadora de la fe”,dijo el Papa a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
Con estas catequesis el Santo Padre quiere iniciar un camino para comprender que la fe “no es algo extraño o separado de la vida diaria; al contrario, es su alma. La fe en un Dios que es amor, y que se acercó al ser humano encarnándose y entregándose en la cruz para salvarnos y abrirnos de nuevo las puertas del cielo, indica, de forma luminosa, que la plenitud del ser humano estriba solo en el amor (...) Donde hay dominio, posesión, explotación (...) el hombre se empobrece, se degrada y desfigura. La fe cristiana, que obra en la caridad y es fuerte en la esperanza, no limita la vida sino que la humaniza”.
“Dios se ha revelado con palabras y obras en toda la larga historia de su amistad con el ser humano (...) ha atravesado el cielo para entrar en la tierra de los hombres como hombre, para que pudiéramos encontrarlo y escucharlo. Y, desde Jerusalén, el anuncio del Evangelio de la salvación se difundió hasta los confines de la tierra. La Iglesia, nacida del costado de Cristo, se hizo portadora de una esperanza nueva (...) Pero desde el principio se planteó el problema de la “regla de fe”, es decir de la fidelidad de los creyentes a la verdad del Evangelio (...) a la verdad salvadora sobre Dios y sobre el ser humano para custodiarla y transmitirla”.
La respuesta a la fórmula esencial de la fe, aseguró el pontífice, está en el Credo, en el Símbolo de la Fe en el que “se injerta la vida moral del cristiano que encuentra allí su fundamento y su justificación”. “La Iglesia tiene el deber de transmitir la fe, de comunicar el Evangelio para que las verdades cristianas sean luz en las nuevas transformaciones culturales y los cristianos sean capaces de dar razón de su esperanza”.
“Hoy vivimos en una sociedad que ha cambiado profundamente, incluso con respecto al pasado reciente, y que está en continuo movimiento. Los procesos de secularización y una mentalidad nihilista, por la cual todo es relativo, han marcado con fuerza la mentalidad común (...) Si el individualismo y el relativismo parecen dominar el ánimo de muchos contemporáneos, tampoco se puede decir que los creyentes sean completamente inmunes de estos peligros (...) El sondeo efectuado en todos los continentes para la celebración del Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, ha evidenciado algunos: una fe vivida de forma pasiva y privada, el rechazo de la educación en la fe, la fractura entre fe y vida”.
“Hoy, a menudo, el cristiano ni siquiera conoce el núcleo central de su fe católica, del Credo y deja así lugar a una especie de sincretismo y relativismo religiosos, sin claridad acerca de las verdades en que creer y sobre la singularidad salvadora del cristianismo (...) Tenemos que volver a Dios, al Dios de Jesucristo; tenemos que volver a descubrir el mensaje del Evangelio y hacer que entre con más profundidad en nuestra conciencia y en nuestra vida cotidiana”.
“En estas catequesis del Año de la Fe -concluyó- me gustaría brindar una ayuda para cumplir este camino, para retomar y profundizar las verdades centrales de la fe sobre Dios, sobre el ser humano, sobre la Iglesia, sobre toda la realidad social y cósmica, meditando y reflexionando sobre las afirmaciones del Credo. Y quisiera que resultase claro que estos contenidos o verdades de la fe, atañen directamente a nuestras vivencias; requieren una conversión de la existencia que da vida a un nuevo modo de creer en Dios”.
Al final de la catequesis el Papa saludó, entre otros, a los peregrinos polacos. “Ayer en el aniversario de la elección de Juan Pablo II a la sede de Pedro -dijo- lo recordamos como un gran guía de la fe, que introdujo a la Iglesia en el tercer milenio”.
Por último se dirigió en italiano a los representantes del movimiento “Actuar todos por la dignidad del cuarto mundo”, reunidos en la Plaza de San Pedro con motivo de la Jornada Mundial del Rechazo de la Miseria, convocada por las Naciones Unidas. “Os animo en vuestro compromiso para defender la dignidad y los derechos de cuantos se ven condenados a sufrir el azote de la miseria, contra la cual la humanidad debe luchar sin descanso”, subrayó Benedicto XVI.
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