31 de diciembre, 21:00 horas
Dice Santa María:
Hijos míos, os hablo desde mi corazón de Madre a todos mis pequeños del mundo para pedir vuestra unidad en un solo cuerpo, unidos por el amor, la paz , la misericordia y el amor que se derramen sobre todos los corazones y crezcan a partir de ésta nueva era muchas conversiones basadas en el amor más puro que parte desde el CORAZÓN EUCARÍSTICO DE MI AMADO HIJO JESÚS.
Os pido y os ruego a todos vosotros que, a través de la gran unión y del gran pueblo de CRISTO JESÚS, sigáis tras los pasos de mi amado Hijo rumbo al gran encuentro, a la unidad del cuerpo y del alma; os pido y os ruego que comencéis a caminar rumbo a mi morada, y estando allí, todos pero todos mis pequeños, debéis de confesar vuestros pecados y recibid el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo, y comenzad ésta nueva era siendo un verdadero mensajero de la palabra, un apóstol de la fe y del amor y un peregrino que llegue a todo rincón de vuestro mundo llevando la palabra, y que la palabra crezca y se reproduzca a través de los labios de los hombres y mujeres, caminando en total unidad de todos los pueblos y naciones, consagrándose a CRISTO JESÚS y alcanzando el amor y la paz, no tan sólo para vosotros, sino para toda la tierra. Salvad vuestro mundo, salvad vuestras almas de la inmensa oscuridad, vivid una vida basada en los Sagrados Mandamientos y cumplid con cada uno de ellos, haced ayuno y penitencia y ofrecedla desde vuestros corazones a vuestro Hermano; estad siempre presentes en todo momento junto a los que se encuentran enfermos, junto a aquellos que no tienen alimentos, llevadles y tendedles siempre vuestras manos a todos vuestros hermanos del mundo.
Hijo mío, tenéis que saber y comprender que os espera a todos vosotros un año que deberéis caminar mucho, recorrer muchos lugares hasta llegar a aquellos que se encuentran perdidos en las tinieblas para rescatarlos, por ello debéis estar unidos, porque a través de la unidad, alcanzaréis la paz y la misericordia para vuestros corazones. Os llamo a la reflexión, a la justicia, a la humildad, a la gran conversión de todos vosotros y a que pongáis vuestras rodillas sobre vuestra tierra y oréis desde el corazón de cada uno por la paz de vuestro mundo y para que el Espíritu Santo descienda sobre cada pueblo, ciudad o nación derramando el fuego sagrado del amor que CRISTO JESÚS quiere haceros llegar a cada uno de sus amados hijos. Pero os ruego, convertíos y hablad, estad unidos todos y no sigáis más en la inmensa separación que vosotros mismos habéis llevado al mundo, y con el mundo, a cada uno de vosotros.
Os amamos, y os recuerdo, REZAD EL SANTO ROSARIO, LA CORONILLA A MI AMADO HIJO Y NUNCA OS OLVIDÉIS DE ORAR LA ORACIÓN QUE MI AMADO HIJO OS DEJÓ. Volved al sendero, a la luz y al amor, y sólo lo podéis llevar adelante en la gran unidad de todos los pueblos y naciones. Os amo. Os amo. Os amo. Amén.
SANTA MARÍA MADRE DE LA IGLESIA.
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