En 1962, varios miembros de nuestra familia fuimos testigos del "milagruco", ocurrido en Garabandal (San Miguel Arcángel dio la Sagrada Comunión a Conchita González). Ahora, cincuenta años después, esperamos que terminen de cumplirse las profecías de la Virgen. En este blog nos proponemos recoger -en castellano, inglés, francés, portugués, italiano...- algunos mensajes del Cielo a hombres y mujeres de Dios, en nuestros tiempos. Son continuación de lo que la Virgen anunció en Garabandal, entre 1961 y 1965. Si se leen despacio, son fuente de oración, y de amor a Dios y a nuestros hermanos de todo el mundo. Conviene advertir que, mientras caminamos en esta vida, vamos hacia la luz de la verdad a través de sombras e imágenes veladas. Por eso, no podemos alcanzar aún un discernimiento pleno de estos mensajes. Durante el "Aviso" el Señor disipará nuestras dudas e incertidumbres. Para comprender mejor el contenido del blog, se puede leer la página sobre GARABANDAL.

jueves, 9 de agosto de 2012

Mensajes (9 ago 2012)

Madonna y el Niño con donadores
Madonna y el Niño con donadores
BELLINI, Gentile
(n. ca. 1429, Venecia, m. 1507, Venecia), c. 1460
* Sobre Petrus Romanus, el último Papa
     En el mensaje del 12 de abril de 2012 dado por Jesucristo a María Divine Mercy, el Señor nos revela lo siguiente: "Mi amado Papa Benedicto XVI es el último verdadero Papa en esta tierra. Pedro el Romano es Mi Pedro, el apóstol, que gobernará a la Iglesia desde el Cielo, bajo el mando de mi Padre Eterno. Entonces, cuando vuelva a reinar, en mi Segunda Venida, él gobernará sobre todos los hijos de Dios, cuando todas las religiones se unirán en una sola Iglesia Santa, Católica y Apostólica".
     En muchos de los mensajes recibidos por Maria Divine Mercy, el Señor ha dicho que el proximo papa será ilegítimo: el Falso Profeta, que provocará un cisma en la Iglesia. Perseguirá a los que se mantengan fieles a la Verdad de Jesucristo, que formarán la Iglesia Remanente, gobernada por Pedro el Romano, es decir, el "Petrus Romanus" que ocupa en último lugar de los Papas en la lista de San Malaquías, obispo de Armagh (Irlanda del Norte). A continuación presentamos un video de Roberto O'Farrill, que explica algo de esto:


1. Michael DiBitetto (Shelton, Connecticut, USA))
Mensaje de: El Sagrado Corazón de Jesús.
Fecha: 7 ago 2012.
Título: no tiene; ver mensaje.
Resumen: Esta vez no es la Virgen, sino el Sagrado Corazón de Jesús, quien se dirige a Michael. La situación del mundo irá a peor; no solamente en lo que se refiere a las catástrofes ecológicas y climáticas sino, sobre todo, respecto a la maldad de los líderes del mundo. Se buscará perseguir a la Iglesia e impedir el culto religioso. El Anticristo estará muy activo y será muy convincente. Por eso, el Señor nos pide que no lo escuchemos, no lo veamos, no lo obedezcamos. Será un tiempo muy difícil y lleno de tentaciones. Por otra parte nos anuncia que Israel está preparado para atacar a Irán, y que el conflicto de Siria se puede convertir en un gran problema para el mundo. Pero la Santísima Trinidad y María nos protegen. Jesús nos anima a rezar más con el corazón.  
Idioma: inglés.

* Catequesis de Benedicto XVI durante la Audiencia del 8 de agosto de 2012
     Incluimos en este espacio las palabras del Papa, porque ahora Benedicto XVI —por quien rezamos de manera especial en estos últimos tiempos— desea eseñarnos cómo hacer oración, con motivo de la memoria de Santo Domingo de Guzmán (que se celebra el 8 de agosto), fundador de los Frailes Dominicos, y a través de su ejemplo.

Queridos hermanos y hermanas,
      Hoy la Iglesia celebra la memoria de santo Domingo de Guzmán, Sacerdote y Fundador de la Orden de los Predicadores, llamados Dominicos. En una precedente Catequesis, ilustré esta insigne figura y la fundamental contribución que ha aportado a la renovación de la Iglesia de su tiempo. Hoy quisiera sacar a la luz un aspecto esencial de su espiritualidad: su vida de oración.
      Santo Domingo fue un hombre de oración. Enamorado de Dios no tuvo otra aspiración que la salvación de las almas, en particular aquellas caídas en las redes de la herejía de su tiempo; imitador de Cristo, encarnó radicalmente los tres consejos evangélicos uniendo a la proclamación de la Palabra el testimonio de una vida pobre. Bajo la guía del Espíritu Santo, avanzó en el camino de la perfección cristiana. En cada momento, la oración fue la fuerza que renovó e hizo siempre más fecundas sus obras apostólicas.
      El Beato Jordán de Sajonia muerto en el año 1237, su sucesor en la guía de la Orden, escribe así: «Durante el día, ninguno más que él se mostraba sociable... Viceversa de noche, nadie era más asiduo en el velar en oración. El día lo dedicaba al prójimo, pero la noche la daba a Dios». En Santo Domingo podemos ver un ejemplo de integración armoniosa entre contemplación de los misterios divinos y actividad apostólica. Según los testimonios de las personas a él más cercanas, «él hablaba siempre con Dios o de Dios».
      Tal observación indica su comunión profunda con el Señor y al mismo tiempo, el constante compromiso en conducir a los demás a esta comunión con Dios. No ha dejado escritos sobre la oración pero la tradición dominica ha recogido y mandado a otras generaciones su experiencia viva en una obra titulada: Las nuevas maneras de orar de Santo Domingo. Este libro fue compuesto entre el año 1260 y el 1288 por un Fraile dominico, nos ayuda a aprender a comprender algo de la vida interior del Santo, nos ayuda en todas las diferencias, también a nosotros, a aprender algo sobre el modo de orar.
      Para él son por tanto nueve los modos de rezar, y cada uno de ellos lo realizaba siempre delante de Jesús Crucificado, y expresa una postura corporal y espiritual que, íntimamente compenetradas, favorecen el recogimiento contemplativo y el fervor. Los primeros siete modos siguen una línea ascendente, como los pasos de un camino, hacia la comunión con Dios Trinidad: Santo Domingo ora de pie inclinado para expresar la humildad; tendido en el suelo para pedir perdón por sus pecados; de rodillas haciendo penitencia para participar en los sufrimientos del Señor; con los brazos abiertos mirando el crucifijo para contemplar el Amor Supremo; con la mirada al cielo, sintiéndose atraído hacia el mundo de Dios.
      Los dos últimos modos de rezar, en cambio, sobre los que me gustaría brevemente detenerme, corresponden a dos prácticas de piedad vividas habitualmente por el Santo. En primer lugar la meditación personal, donde la oración adquiere una dimensión aún más íntima, ferviente y serena. Al final de la recitación de la Liturgia de las Horas, y después de la celebración de la Misa, Santo Domingo prolongaba la conversación con Dios, sin establecer un límite de tiempo. Sentado tranquilamente, se recogía en sí mismo en una actitud de escucha, leyendo un libro o mirando al Crucifijo. Vivía tan intensamente estos momentos de relación con Dios que exteriormente se podían apreciar sus reacción de alegría o de llanto.
      Los testigos dicen que, a veces, entraba en una especie de éxtasis, con el rostro transfigurado, pero poco después emprendía con humildad de nuevo sus actividades diarias, recargado por la fuerza que viene de lo Alto. Luego practicaba la oración durante el viaje entre un convento y otro; rezaba las laudes, la Hora Media, las Vísperas con los compañeros, y, cruzando los valles y las colinas, contemplaba la belleza de la creación. Entonces brotaba de su corazón un himno de alabanza y acción de gracias a Dios por tantos dones, especialmente por la más grande de las maravillas: la redención obrada por Cristo.
      Queridos amigos, santo Domingo nos recuerda que en el origen del testimonio de fe -que todo cristiano debe dar en familia, en el trabajo, en el compromiso social, e incluso en los momentos de distensión-, está la oración; sólo una relación real con Dios nos da la fuerza para vivir intensamente todos los acontecimientos, especialmente los más dolorosos.
      Este Santo nos recuerda también la importancia de la actitud externa mientras rezamos. Estar de rodillas, de pie delante del Señor, fijar nuestra mirada en el Crucifijo, detenernos y recogernos en silencio, no es una cosa secundaria, sino que nos ayuda a ponernos interiormente con toda nuestra persona, en relación con Dios.
      Quisiera llamar la atención una vez más sobre la necesidad para nuestra vida espiritual, de encontrar momentos cada día para orar con tranquilidad; será también una manera de ayudar a los que nos rodean para entrar en el círculo luminoso de la presencia de Dios, que trae la paz y el amor que todos necesitamos. Gracias.

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